
Cuando salgo al campo no sólo voy dispuesta a caminar y ver cosas, también intento poner en marcha otros sentidos.
Ayer llovió, a cántaros, según me han dicho. Yo no me he enterado porque he estado encerrada en casa estudiando (sí, a mi edad y todavía entre libros). Tengo un examen en unos días y, entre el trabajo y la casa, poco tiempo para estudiar. Así que, aprovechando estos días festivos y jolgoriosos, pues eso… estudio un rato.
De todas formas, mis coleguis de esfuerzos montañeros me han liado dos días, bueno, mejor dicho, un día y una mañana.
La mañana de hoy ha sido tan imprevista como fantástica. Hemos ido aquí al lado, a una sierra bastante transitada y muy cerca del mar. Pensábamos que era algo suave, un paseito, y al final se ha convertido en una caminata de tres horas con algún tramo complicado, sobretodo la bajada por torrenteras de arenisca, resbalosas con la humedad.
Como ayer la peña salió de juerga, sólo hemos ido cuatro, los 4 fantásticos. Hemos caminado sin forzar, charlando y haciendo bromas durante toda la travesía. La lluvia y el viento de ayer han facilitado que la visibilidad fuera muy buena y los paisajes han sido espectaculares. He aprovechado para hacer unas cuantas fotos.
La primavera llega, sin prisas, muchos matorrales estaban florecidos y húmedos, el olor a hierba y a flores llegaba desde todos los rincones del camino. También hemos oído mucho pajarito y abejitas (el campo es el campo y donde anidan los bichos). Todo muy bucólico y pastoril.
Hemos pasado por una ermita que parecía muy antigua y desde donde había una vista espectacular de la sierra y el mar.
Al final la caminata ha estado de tres horitas, frescas, soleadas y más cansadas de lo esperado. Hemos ejercitado el cuerpo, el tacto, el olor, el oído y la vista. Esta tarde siesta y libros. Mañana será otro día.
Chitos con b patokiski
Ayer llovió, a cántaros, según me han dicho. Yo no me he enterado porque he estado encerrada en casa estudiando (sí, a mi edad y todavía entre libros). Tengo un examen en unos días y, entre el trabajo y la casa, poco tiempo para estudiar. Así que, aprovechando estos días festivos y jolgoriosos, pues eso… estudio un rato.
De todas formas, mis coleguis de esfuerzos montañeros me han liado dos días, bueno, mejor dicho, un día y una mañana.
La mañana de hoy ha sido tan imprevista como fantástica. Hemos ido aquí al lado, a una sierra bastante transitada y muy cerca del mar. Pensábamos que era algo suave, un paseito, y al final se ha convertido en una caminata de tres horas con algún tramo complicado, sobretodo la bajada por torrenteras de arenisca, resbalosas con la humedad.
Como ayer la peña salió de juerga, sólo hemos ido cuatro, los 4 fantásticos. Hemos caminado sin forzar, charlando y haciendo bromas durante toda la travesía. La lluvia y el viento de ayer han facilitado que la visibilidad fuera muy buena y los paisajes han sido espectaculares. He aprovechado para hacer unas cuantas fotos.
La primavera llega, sin prisas, muchos matorrales estaban florecidos y húmedos, el olor a hierba y a flores llegaba desde todos los rincones del camino. También hemos oído mucho pajarito y abejitas (el campo es el campo y donde anidan los bichos). Todo muy bucólico y pastoril.
Hemos pasado por una ermita que parecía muy antigua y desde donde había una vista espectacular de la sierra y el mar.
Al final la caminata ha estado de tres horitas, frescas, soleadas y más cansadas de lo esperado. Hemos ejercitado el cuerpo, el tacto, el olor, el oído y la vista. Esta tarde siesta y libros. Mañana será otro día.
Chitos con b patokiski
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