3/4/08

Dia deslumbrante


Hoy he empezado el día con prisas. Me he dormido, en un cuarto de hora me ha tocado ducharme, arreglarme y salir por la puerta si no quería llegar tarde al trabajo y, para variar, me ha tocado correr para pillar el autobús que casi se me escapa. Vamos, empezamos bien…

Uno de los problemas que tenemos los habitantes de las ciudades (me incluyo, palabrita) es que muchas veces somos ajenos a lo que nos rodea y más si vienes con prisas. Inconscientemente se vuelves anónimo entre la multitud y ésta a su vez te vuelve a ti, aunque no quieras. Si intentas que alguien te mire o intentas llamar la atención de algo o de alguien, ya eres un bicho raro.

A veces (no muchas) un pequeño incidente inocente puede acabar con esa coraza que da el anonimato.

Pues después de todas las prisas mañaneras, el autobús estaba medianamente lleno, no abarrotado, pero no he podido sentarme. En esas que un usuario que estaba a mi lado casi se cae de espaldas por culpa de un frenazo. Bueno, casi nos caemos los dos, porque, cual ficha de dominó, se ha abalanzado sobre mí. Menos mal que una es fuerte y esas cosas, si no nos vamos al suelo.

Cuando el (joven, hombre, chico) se ha dado la vuelta para darme las gracias y excusarse (o excusarse y darme las gracias, el orden de los garbanzos no altera el cocido), le he sonreído diciendo que no te preocupes, nos puede pasar a todos… y cuál ha sido mi sorpresa cuando el (joven, hombre, chico) me ha regalado la sonrisa más fantástica que he visto en mi vida.

Ha sido un rayo de luz al amanecer (bueno, es lo que era, casi de noche) y me ha iluminado el alma en un momento. Una de esas sonrisas sinceras y abiertas, con algo de humor y sin ningún tipo de segunda intención. Toda una sorpresa (muy grata, por cierto).

Si tuviera que decir que cara contenía esa sonrisa no podría describirlo, no recuerdo nada, ni los ojos, ni el color del pelo, ni la ropa, sólo la sonrisa que me ha deslumbrado.

Así que si vuelvo a ver a mi anónimo (joven, hombre, chico) y no me sonríe, no voy a poder reconocerlo. Lástima. Aunque ya me ha alegrado el día que se avecinaba desastroso.

Chachi. Chitos kon b patokiski

2/4/08

Edades


No me considero vieja, por ahora. Estoy en una franja de edad que, cuando yo era una quinceañera consideraba que los que estaban comprendidos en ella eran una panda de carcas. Recuerdo que pensaba que cuando alguien ya pasaba de los treinta era ya un viejo. Y mírame, pasados los cuarenta y con más ganas de vivir que mucha gente de veintitantos.

Y ahora resulta que tengo un problema de definición de las personas de mi edad. Nunca sé si llamar a alguien hombre / mujer, chico / chica, o joven, o señor / señora o señorita. Es un problema.

Sobretodo a la hora de describir a alguien. Una persona que tiene una edad indefinida de más de treinta y cincuenta, con todos los cuidados que se toma la gente, como que me pone en un aprieto.

También es un problema si conoces a alguien y todavía no lo has ubicado en la franja de edad, y ya ni te digo cuando alguien te dice esa frase maldita

- ¿Cuántos años me pones?

Yuyu… tiene más de los que aparenta o tiene los que aparenta, pero seguro que intenta que no se noten.

Y yo me pregunto ¿con lo chachi que es hacerse mayor y más sabio? (ejem… ya… a veces se puede tener más edad y ser igual de tontorrón que hace diez o quince años) con lo chachi que es tener más experiencia y más experiencias (y más experimentos hechos). ¿Por qué el paso del tiempo es una cosa tan importante para algunas personas?

Supongo que todo depende de cada quien. Yo estoy muy contenta con mi edad y con todo el bagaje que llevo. Mi pasado me ha hecho como soy y a él le doy gracias.

El futuro, ya llegará cuando quiera, yo estaré por aquí, por si me necesita para algo.

Hala, chitos con b. No se me cansen.

1/4/08

Buenos días


Es posible que a la mayor parte de la gente no le guste madrugar, tengo la suerte, o la desgracia a veces, de que a mí me encanta. No me importa levantarme cuando todavía es de noche y pasearme por las calles casi vacías de la ciudad.

Me gusta notar la frescura de un nuevo día lleno de cosas interesantes y nuevas, así como cosas viejas y esperadas. No me apetece coger el metro, prefiero el autobús, así me da tiempo a ver amanecer entre los edificios. Hoy el cielo se teñía de rojo mientras iba a la parada. No hace mucho frío pero el aire es fresco. Respiro muy hondo. Es la mejor hora.

No es un día diferente a los demás, ¿o sí?. Es la primera jornada laboral de la semana. O yo la veo distinto o realmente lo es, o quizá sean las ganas de empezar con otra mentalidad y otras esperanzas.

Los barrenderos están llenos de energía y los transeúntes llenos de sueño. Sonrío. Es curioso ver a la gente recién duchada y arreglada y con esa cara de dormidos. No puedo ocultar mi sonrisa, parece que forma parte de la nueva vida. La gente que está en el autobús me mira con desconfianza, supongo que no es muy normal que alguien a estas horas esté así. Pero no puedo evitarlo, no soy capaz de ocultar los sentimientos que me inundan. Siempre me han dicho que con la cara pago, tanto si estoy de buenas o de malas, y ahora mismo me siento estupendamente. Hace calor para este tiempo. La verdad es que no hemos tenido demasiado invierno.

Viva la novedad y los descubrimientos, la primavera y el renacer de la vida.

31/3/08

Cambios primaverales


Los cambios de horario siempre me alteran durante unos días (supongo que como a tod@s). Además, si te ha tocado el adelanto (o atraso) de hora con un fin de semana de ajetreo total, todavía peor. El domingo no sabía si hacer caso a mi estómago o a mi sueño o al reloj.

No es lo mismo comer a las 2 que tener que hacerlo a la una porque, como es una hora más... pues eso díselo a mi estómago que no hay manera de que le apetezca nada a esas horas. Pero si luego no cumples los horarios... pues como que vas mal toda la semana.

Y a la hora de levantarse el lunes... ya no digo nada... pero qué sueño..., claro, como es una hora antes... justo la hora que mejor se está en la cama.

Pero bueno... espero que no cueste mucho acostumbrarse. Vamos, lo de cada año.

Chitos kon b.