28/3/08

Barrios viejos, gente nueva


Los barrios antiguos de las grandes ciudades tienen ahora ese encanto de las mezclas de nacionalidades y las culturas. El olor de los barrios cambia, ahora ya no huelen a humedad y a viejo, sino a incienso y especias, a gente nueva con culturas antiguas.

El color también ha variado, las mujeres flotan en trajes de matices inusuales, estridentes y de texturas suaves. Se diferencia con claridad a las autóctonas, con prisas y con la mirada hacia el frente, de las bienvenidas, con paso liviano y mirada perdida en la inmensidad.

Me gusta pasear por esos barrios, fijarme en las diferentes culturas y ver las similitudes y diferencias que hay entre tantos mundos que confluyen en uno solo.

Chitos kon b.

27/3/08

Ideas (o falta de ellas)


No sé de dónde saca la gente ideas para poder actualizar un blog todos los días. Yo me rompo la cabeza y no se me ocurre nada. Ya sé que esto de escribir es un 5% de inspiración y un 95% de trabajo cotidiano, pero si no tienes una iluminación espontánea, por mucho que te esfuerces, no hay nada que hacer.

Además el cerebro es como un músculo, hay que ejercitarlo mucho para que rinda en condiciones y el mío está estos días con agujetas de pensar qué poner en la página cada día.

Supongo que con el tiempo ya le iré pillando el tranquillo a esto, pero, por ahora… sólo tengo que superar el miedo a la hoja en blanco. Y los miedos, sólo se superan enfrentándose a ellos.

Así que, hoy sólo una reflexión cortita.

Chitos con b patokiski.

26/3/08

Silencio...



Silencio. Es algo extraño en mi entorno. La vida laboral y social que llevo últimamente no me deja casi ni respirar. Esta noche tengo una sensación curiosa, por primera vez en meses estoy sola pero no me siento sola.

Es una sensación extraña la de la soledad. A veces aterroriza y a veces serena. La mía es de la segunda especie. Aunque también tuve de la primera, hace ya mucho.

He llegado hoy a casa después de un día complicadillo, he enchufado el ordenador y mientras se ponían en orden todos los programas he aprovechado para ponerme cómoda. Jazz en el equipo de música, chándal, zapatillas, un vaso de leche con cacao calentito… todo perfecto para empezar a bajarme el correo y relajarme un rato.

Pero… al pasar por el salón para llegar al despacho… una sensación casi desconocida me asalta… un sofá solitario me extiende sus brazos amorosos… una manta en un rincón me hace un guiño pícaro para que me deje cubrir por ella… hace demasiado que no les hago ni caso a estos dos utensilios

¿Hace cuánto que no me espachurro en el sofá con calma? Ni lo sé. Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que puse la tele para verla y no para sólo oírla.

Me siento en la punta del sofá. Como con miedo… quizá no hago esto más a menudo porque no es cómodo, pero no tengo un recuerdo desagradable del chisme este… Dejo el vaso con el cacao caliente en la mesa y me preparo para enfrentarme a lo desconocido… o más bien a lo olvidado….

Le tomo confianza y me deslizo hacia atrás un poquito… un poco más… hasta apoyar la espalda contra el respaldo. La sensación es muy agradable… acomodo los cojines que tengo a mi alrededor, me quito las zapatillas y subo las piernas… acabo por poner la cabeza en uno de los brazos… y me tumbo… jo… qué chachi que es esto… y yo sin saberlo…

Cierro los ojos… intento relajarme… mi cerebro sigue funcionando a pleno rendimiento. Incluso puedo escuchar el ruido que hacen los engranajes al moverse… respiro profundamente y con calma… la maquinaria empieza a ralentizarse hasta casi pararse… la sensación es nueva pero vieja…

Pillo la manta y me la extiendo por encima… mmm… que calorcito…. Jo… como que… mira tú por donde… esto me gusta…. Creo que me voy a quedar un rato más… quizá hasta que se acaben los tres cds de jazz tranquilo que he puesto. Huys… se me está enfriando la leche… ah… y el correo… y el messenger que debe de estar abierto… bueno… tengo las alarmas quitadas… no me voy a enterar… ¿sabes qué? yo ahora no me muevo que he pillado la posturita… total… que bien que se está aquí… esto… creo que me estoy durmiendo… hala… hasta más ver… que yo aquí estoy muy agustito… mañana más y mejor… creo que esto lo voy a hacer más a menudo… vamos… fijo…

Zzzzzzzz

23/3/08

Verde que te quiero verde (2)




Cuando salgo al campo no sólo voy dispuesta a caminar y ver cosas, también intento poner en marcha otros sentidos.

Ayer llovió, a cántaros, según me han dicho. Yo no me he enterado porque he estado encerrada en casa estudiando (sí, a mi edad y todavía entre libros). Tengo un examen en unos días y, entre el trabajo y la casa, poco tiempo para estudiar. Así que, aprovechando estos días festivos y jolgoriosos, pues eso… estudio un rato.

De todas formas, mis coleguis de esfuerzos montañeros me han liado dos días, bueno, mejor dicho, un día y una mañana.

La mañana de hoy ha sido tan imprevista como fantástica. Hemos ido aquí al lado, a una sierra bastante transitada y muy cerca del mar. Pensábamos que era algo suave, un paseito, y al final se ha convertido en una caminata de tres horas con algún tramo complicado, sobretodo la bajada por torrenteras de arenisca, resbalosas con la humedad.

Como ayer la peña salió de juerga, sólo hemos ido cuatro, los 4 fantásticos. Hemos caminado sin forzar, charlando y haciendo bromas durante toda la travesía. La lluvia y el viento de ayer han facilitado que la visibilidad fuera muy buena y los paisajes han sido espectaculares. He aprovechado para hacer unas cuantas fotos.

La primavera llega, sin prisas, muchos matorrales estaban florecidos y húmedos, el olor a hierba y a flores llegaba desde todos los rincones del camino. También hemos oído mucho pajarito y abejitas (el campo es el campo y donde anidan los bichos). Todo muy bucólico y pastoril.

Hemos pasado por una ermita que parecía muy antigua y desde donde había una vista espectacular de la sierra y el mar.

Al final la caminata ha estado de tres horitas, frescas, soleadas y más cansadas de lo esperado. Hemos ejercitado el cuerpo, el tacto, el olor, el oído y la vista. Esta tarde siesta y libros. Mañana será otro día.

Chitos con b patokiski