22/4/08

Palizón aburrido

Pozezo, hoy me he dado paliza, más de 8 horas caminando. El día chachipiruli, pero la ruta bastante aburrida. Todo pista largalarga y que no se acababa nunca. Parecía que los pueblos estaban en el quinto pino (o el décimo).

Menos mal que el tiempo ha acompañado en condiciones. Solete con nubes y brisita fresca. No ha habido necesidad de paravientos.

Esta es una de esas etapas que curten el espíritu. La gente que pasaba o a la que alcanzaba no estaba para gaitas de hablar y he estado con dos chicas de Zaragoza (de eso me he enterado después) más de 7 km andando codo con codo y pie con pie y sin hablar. Pero el silencio es agradecido.

Lo que sí me ha sorprendido ha sido la "ayuda en camino". Un parroquiano muy amable en Villamayor de Montardín me ha ofrecido café a las 8 y media de la mañana que he agradecido en el alma. Y un Britain me ha ofrecido otro cuando quedaban 5 km para Los Arcos, que he declinado pero sí me he sentado un ratín para cambiar las botas por las zapatillas de treking.

He descubierto que mis botas son una porquería (eso me pasa por comprármelas en rebajas y las más baratas de todas). He notado cada pedrusco del camino en la planta del pie, y menos mal que iba por pista, que si se me llega a complicar la cosa... no quiero ni pensarlo.

Pues aquí la chula de turno (o sea, menda lerenda), como ha llegado a Los Arcos a las 12 y media, ha pensado... Bah... total... el próximo pueblo está a nada y hay albergue. Y, después de un bocata de tortilla de pimientos con cebolla y una coca cola, hala... palante.

Me he maldecido durante los últimos 4 km (de un total de 7). La mochila me pesaba horrores, el calor era asfixiante y el bris ha acabado por quemarme la cara. La última subida ha sido mortal, y encima, en el primer pueblo no había albergue porque hacía 6 meses que lo habían quitado. Después de soltar todas las maledicencias que se me han ocurrido en diez minutos (por lo bajini, que total... tampoco me oye nadie) he llegado por una torrentera peligrosísima a Torres del Rio. Aquí una señora que casi no sabe ni escribir y es de la tierra, regenta un albergue bastante cuco. Tiene todas las comodidades y estas máquinas maravillosas de Internet por un euro. Así que, después de la ducha, el siestorro y poco más, voy a ver si hago una comida-merienda-cena y me meto en la cama que hoy la espalda es la que más se me está resintiendo.

Hala, chitos muchos.

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